La seguridad alimentaria es un requisito legal para las empresas de alimentación.
La normativa es exhaustiva, intensa y está en constante evolución. En la Union Europea la normativa en relación a la inocuidad de los alimentos es común.
La responsabilidad de la seguridad alimentaria de los productos recae sobre la empresa que los comercializa, y el cumplimiento de las normativas es exigible por parte de las autoridades sanitarias de cada país.
La normativa es común, pero los procedimientos de verificación no son homogéneos. Pueden variar incluso entre comunidades autónomas del país.
En un escenario de comercio global e internacionalización se crean entes de verificación independientes y privados que aplican esquemas y procedimientos de verificación de los mismos a nivel global, unificando un criterio común de seguridad alimentaria certificable.
Aprobar la verificación de estos criterios, en sus distintos niveles, garantiza un nivel de seguridad alimentaria que se alinea con los requisitos para comercializar el producto a nivel global y es exigido por la gran distribución.
El estándar más aceptado a nivel europeo es el de IFS que en sus distintos esquemas garantiza la seguridad alimentaria del alimento a lo largo de su cadena de valor. La versión aceptada y exigida en Gran Bretaña es el estándar BRC.
El objetivo del esquema Food de la norma IFS es, entre otros, garantizar y controlar la inocuidad del alimento comercializado. Esto implica trabajar con proveedores que puedan demostrar su seguridad alimentaria. Es por ello que la propia norma favorezca la tendencia a trabajar solo entre empresas de alimentación certificadas.
La certificación IFS favorece la comercialización del producto al consumidor final, y la comercialización del producto como materia prima ( proveedores ) de empresas certificadas en IFS, lo que sirve de catalizador para pymes y micropymes de alimentación en su crecimiento.
Con la intención de favorecer este crecimiento de pequeñas empresas, IFS crea un esquema intermedio que sirve de entrada a la certificación alimentaria: es el esquema “Global Markets”.
La tendencia en certificación IFS Food en España es de crecimiento sostenido ( 42% en el período 2016-2021) , siendo el país el segundo con mayor número de certificaciones a nivel global con un 17% del total. Sólo por detrás de Italia.
La aparición de la IFS Global Markets Food, con menores requisitos de entrada, facilita la certificación de empresas más pequeñas, con poca estructura, al escenario de la alimentación internacional. En España el crecimiento de empresas certificadas en este esquema menor ha tenido un crecimiento en el período de 2016-2021 de un 1089%; prueba su utilidad y el interés que ha generado entre las empresas de menor tamaño, o de más reciente creación.
No hay costes ni plazos definidos para la consecución de la certificación alimentaria. La única certeza es que la obtención de la IFS Global Markets es, por su menor exigencia , más rápida y conlleva menos costes.